Casa de la Heredad, en Portosanto ( Pontevedra ) que perteneció a
Domingo de Colón (el viejo) y su familiaPontevedra! ¡Pontevedra! Si ó rey te vira non te dexa.
CONFIESO que en cuanto puse el pie en la paradisíaca terriña que los hijos de Pontevedra llaman "Sultana de Morrazo",quedé prendado de ella, de su paisaje y de su paisanaje: bueno,hospitalario,laborioso, amable...
Desde el primer instante me inleresó vivamente aquella capital gallega, de la que, con verdad, reza un dicho popular: «Pontevedra é boa vila. Ninguen á vé, que n'o diga.»
El deseo de amarla y de ser amado de ella se despertó en mí con irresistible afán, y aguzado por la comezón de conocerla bien, dediqueme á escudriñar hasta el más recóndito de sus parajes. La visiité, la miré, la admiré.
Metióseme alma adentro, y cuando, sumergido hoy en nostálgica meditación, mi pensamiento se recrea en ella, háceme ,sentir esa dulce melancolía del plácido bienestar que al espíritu da reposo y al corazón alegría.
Pontevedra es el más bello rincón de España, quizá del mundo. No pudieran soñar las hadas mansiones más ideales para sus mágicos encantamientos, ni el amor nido más bello que aquellas riberas del Miño, aquellas márgenes de las incomparables rías, coronadas de colinas, sembradas de pinos y cuajadas de viñedos; aquel su caserío de típico aspecto; sus templos, sus contracciones, que añoran pasadas glorias, envidia de extraños y embeleso de artistas; aquel río Lérez, de serena corriente, cuyas orillas .son pensil de idílicos amores, lugares de embeleso, de ensueños de inagotable poesía.,.
Cuentan las crónicas, que al ordenar el bombardeo el mariscal Ney, que acaudillaba las tropas francesas encargadas por Napoleón de la sumisión de Galicia. desistió de su propósito, exclamando: «¡Pontevedra, tu belleza me desarma!»
Pontevedra es el maravilloso remate de la obra de Dios. Su última poderosa mirada, al
terminar de hacer la Tierra, fué para la encantadora Helenes, en la que depositó los mejores tesoros de la belleza ideal. Alguien lo ha diccho: en las cinco rías gallegas, de las que tres son pontevedresas, quedaron las huellas de \os cinco dedos de la Diestra mano del Supiremo Hacedor,con la que selló y firmó su admirable, su divina labor.
De aquellos deliciosos rinconcitos, donde la Poesía, como la Naturaleza, crean con portentosa fecundidad, uno hay que me interesó con singular embeleso. Al lado de la capital, constituyendo la feligresía de San Salvador, perteneciente al Ayuntamiento de San Juan de Poyo, junto á la ría, hay un pueblecito que se llama Poyo pequeño, y formando parte de él en un pintoresco y poético lugar rodeado do robles, pinos y algún castaño, cerca de la carretera que une á Pontevedra con Sangenjo y Cambados, entre maizales y viñedos, está PORTOSANTO.
El famoso "Cruceiro de Portosanto" , adonde da a la "Puerta de la Galea",lugar de preferente
y religioso cariño de los familiares de Cristóbal Colón,que supone ,por tanto,fué del insigne
Almirante,por una inscripción que existe grabada en el pedestal de la Cruz.
¡Portosanto! A él me llevó la lectura de una obra interesantísima del Ílustre y amante hijo de Pontevedra D. Celso García de la Riega. En este libro, que se titula Colón, español, se afirma rotundamente que Cristóbal Colón nació en Pontevedra en el año 1436 ó 37, y fueron sus padres Domingo Colón, llamado el Mozo, y Susana Fonterosa. Esta afirmación me enamoró con puro y acendrado amor patriótico, y abrí mi pecho de tal suerte á la creencia de que el descubridor de América fuera español, que hoy no lo dudo.
No quiero empañar la grandeza de la fe con el fundamento de pedantescas y laberínticas razones basadas en la interpretación meticulosa de tal ó cual documento más ó menos auténtico, además de que carezco de ciencia y paciencia para hacer análisis químicos, paleográficos, hermenéuticos, heurísticos, caligráficos, etc., etc.
Dejemos eso á los hombres de profundo saber, cuyos dictámenes, que vencen, pero no convencen, suelen ser adversos á todo aquello que no partió de la iniciativa de alguno de los miembros de doctas entidades, ó de los candidatos que tienen embotellados para ocupar los sillones que en ellas vaquen.
Yo sólo soy uno de la turbamulta de Intrusos, arrivistas y logreros del delo patrio, ó el pió de otros tiempos, como alguien ha calificado á los pobres mortales que no son académicos. Por mi parte, á la mayoría de los hombres que hemos dado en llamar importantes (muchos de los cuales lo son dólo porque ellos se dan importancia), les respeto y hasta les admiro, pero no les hago caso.
Voy, pues, solamente á leer en el corazón de Cristóbal Colón, deduciendo de sus actos su sentir, sus pensamientos, y de éstos, lo que yo creo que es la verdad. Esta no la busco escrita. El único documento que se cree auténtico con la conformidad de todos, no puede servir de prueba, no es eficaz.
Me refiero á la institución testamentaria del vínculo ó mayorazgo que funda Cristóbal Colón en Sevilla,en el año 1498, formalizado en 1502 y corroborado en codicilio de 19 de Mayo de 1506. En este documento dice Colón refiriéndose á Genova: "De ella salí y en ella, nací"-
Esto es aplastante, definitivo, porque parece la confesión del propio Colón, y á confesión de parte, relevación de prueba.
Sin embargo, cuando de actos propios se trata, la declaración, el dicho de uno mismo es ineficaz si no está refrendada por un testimonio fehaciente, ó si de ella no hace una obligación exigíble, por alguien a quien pueda benefíciar o perjudicar.. Lo prueba el hecho de que á muchos que negaron ser autores de un delito se les condenó, incluso á la última pena.
Buscar ínfalibilidad en un documento que acusa una flaqueza que pudo quizá ser la misma que moviera á su autora ocultar la verdad, si no es inocente, es absurdo.
Colón afirma; pero sus hechos, sus actos, no confirman la afirmación. Me permito pensar que la frase «De ella salí y en ella nací», no es una confesión. Es sólo una afirmación de conveniencia, acaso oportuna, probablemente obligada, por creerla necesaria quien sabe si los propios protectores de Colón.Y este hombre, inteligente y suspicaz, que probado está se hallaba poseído de la idea de que nació para cumplir altos designios, afirmó á cierra ojos, y ocultó su origen y á sus padres, á quienes no nombró en su vida, como no dijo jamás en qué iglesia recibiera el bautiímo.
También Pedro, el discípulo, cabeza de su Iglesia, negó á Jesús, por miedo, por conveniencia, por designio.Isaías, el primero de los profetas mayores y predilecto de Colón {como demuestra en sus constantes citas del Antiguo Testamento), dice en el versiculo 16 del capítulo xxiv: "Mi secreto es para mí. Mi secreto es para mí, ¡Ay de mí!" Y así es. Todo hombre guarda un secreto, que la implacable curiosidad de los demás no tolera.
Nadie podía sospechar que D. Felijie II. representación de la seriedad, de la tristeza; espíritu por excelencia grave, sombrío,tétrico, tuviera afición á tocar la guitarra, y que allá en las lóbregas reconditeces del estrecho recinto, donde se creía que hizo su vida apartada, en el Monasterio de El Escorial, cuando se le suponía víctima de las hondas preocupaciones por los problemas de Estado, se arrancaba por peteneras ó soleares. Está comprobado que fué un gran tocador de vihuela.
Pues bien; Colón quería que su secreto fuera su origen, su nacimiento; pero su corazonciño lo descubrió. Colón no demostró, al pisar la nueva tierra, acordarse de otro país que de España, de Galicia, de Pontevedra, do Portosanto.
La confesión espontánea, franca, y sincera de Colón, está hecha ,sin querer, en el sublime y supremo instante de desembarcar en el Nuevo Continente, el momento más grande y de más emoción para aquel hombre, al que dieron el éxito de la Fe y el Valor, cuando reaccionó de la fatiga, del abatimiento, de la amargura de aquel viaje, que se le hizo interminable y que parecía ya imponible de seguir. Al ver tierra, cuando su alma se elevó al Cielo y el espíritu del hombre se acercó, devoto y lleno do unción,A la Divinidad, para dar gracias por haber realizado la inspiración recibida. Allí olvidó, y quizá hasta maldijo compromisos, respetos humanos, debilidades y conveniencias que le apartaran de la verdad.
Entre lágrimas, la ingenuidad del corazón asomó á los labios; el amor le llevó al recuerdo de su patria, de su cuna, de su infancia; la conciencia le recordó su ingratitud, seguramente no causada por olvido, y como Pedro, también pobre pescador como él, al negar que creyó más imposible de su negación, meditó con misteriosa intimidad en su secreto, y San Salvador, Portosanto, Galea, Santiago la Gallega, Santa Catalina, San Miguel, San Nicolás y San Juan Bautista, fueron nombres que le salieron del alma para bautizar las primeras islas y los primeros parajes que descubrió, y esos nombres son, respectivamente, San Salvador, el de la parroquia á que pertenece el lugar de Portosanto, Galea, el de la punta de las islas Ons, en la entrada de la ría de Pontevedra, inolvidable para quien la vio una vez, cuanto más pura quien haya tenido la suerte de conocerla al nacer, vivir y recrear su infancia en sus preciosas riberas, y también el del eirado ó salida (Ilamado Puerta de la Galea) de la casa ó heredad que todo pontevedrés conoce y designa como de propiedad de la familia de Domingo de Colón; la Gallega, el de una de las carabelas(la María) que hicieron la primera expedición; y Santa Catalina. San Miguel, San Nicolás y San Juan Bautista, los de las cuatro cofradías más importantes y populares de los gremios pontevedreses; y, por fin, Portosanto llamó á la bahía hoy conocida por la de Miel, en Baracoa (Cuba), que tiene innegable y gran parecido en su estructura y aspecto panorámico con la ensenada de Pontevedra, que lleva el mismo nombre de Portosanto que el obscuro, el ignorado lugar de aquel delicioso rinconcito gallego.
¡Portosanto! El nombre no puede pronunciarse sin conmoverse.
Aquélla, aquélla sí que es una confesión sin raspadura ni enmienda, señores académicos y paleógrafos. Una confesión sobre toda prueba, que ya no podía hacer, porque no podía rectificarse ante las empirogotadas Cortes, ante el Mundo viejo,ante los pobres hombres, á los que sus bajas pasiones y su pequeñez no permiten que se les diga la verdad. Tiene Pontevedra más derecho que Genova á que se crea que es la cuna de Cristóbal Colón, porque éste jamás habló ni escrilbió italiano, ni en Genova dejó rastro alguno, ni de ella se acordó en el más solenme y definitivo momento de su vida.
El navegante pudo salir de y nacer en Genova; es decir, pudo educarse allí. El hombre, no; el hombre nació en y salió de Portosanto. Digo lo que con envidiable aplomo y encantadora ingenuidad contentó una linda y angelical criatura, hija de una de las más ilustres y linajudas familias gallegas, al preguntarla dónde nació Colón.
—La Historia dice que en Genova; pero a mí me consta que nació en Pontevedra.
XAVIER CABELLO LAPIEDRA
FUENTE
LA CUNA DE COLON ,PORTONOVO,PONTEVEDRA
XAVIER CABELLO LAPIEDRA
LA ESFERA
29 MAYO 1920
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