Desde el día en que el inmortal Colón, volvió por primera vez a España, su patria, con una ausencia de treinta y un años, en el año de 1486, hasta el presente, en que acaba de probarse de una manera incontrovertible su nacionalidad española, ha estado el mundo de la Historia en una noche apocalíptica de cuatro centurias, por las dudas y falta de datos precisos y reales, en su vida también apocalíptica. tanto sobre el esclarecimiento de su verdadera cuna, como de su resolución heroica y audaz, a lanzarse a lo ignoto, y emprender la ruta misteriosa y rodeada de inminentes peligros al Occidente Atlántico, que era entonces lo más tenebroso para los marinos ibéricos o españoles.
Antes de seguir adelante, quiero aclarar un concepto mal interpretado en la generalidad: la denominación de Iberia, nombre original de la Península más occidental de Europa, fué cambiada por los invasores a dicha península por varios nombres: llamada «Span» por los celtas; «Celtiberia», por Celtas e Iberos; «Hesperia de Occidente» por los griegos; «Spanna», por los cartagineses; «Hispania», por los romanos; «Al Andalus», por los musuiinanes;y «Spanna», «Hespanna», y «España», por los mismos españoles de la edad media. De manera que todas las regiones de la península son españolas, y todos sus habitantes son españoles o iberos, lo mismo castellanos, que portugueses, etc.
Hace treinta años, más o menos, que varios vecinos de la ciudad y puerto de Pontevedra, de la región galaica, en España, y entre ellos, ilustres miembros de la «Sociedad Arqueológica Pontevedresa», decidieron en magna asamblea, perseguir con interés todo objeto antiguo, del cual poseían noticias, para que su museo fuese digno de figurar entre los primeros del mundo. En busca y captura de objetos y documentos que tuvieran interés para el fin de sus propósitos, los señores Lampedro y Castiñeira encontraron en el Archivo del Ayuntamiento» de Pontevedra, unas fojas en pergamino, en una de las cuales. constaba debérsele a Ds. de Colón y Bn. Fonterosa, varias sumas de Maravedises por alquiler de unas mulas para llevar pescado al arzobispo de Santiago de Compostela, o de Galicia, {antigua capital del reino de Galicia).